martes, 12 de noviembre de 2013

LAS HERIDAS DEL VIENTO
En el hall del Lara, que se ha convertido en un autentico referente para disfrutar de grandes obras de teatro, en un ambiente intimo y delicioso, se puede disfrutar ahora, todos los lunes de "las heridas del viento", un maravilloso texto. 
Se trata de una obra de Juan Carlos Rubio, una autentica joya, que nos cuenta como David (Daniel Muriel) tiene que hacerse cargo del legado familiar tras la muerte de su padre, un hombre organizado casi hasta la obsesión, al que su hijo apenas conoce. Un día descubre entre las cosas de su padre una caja cerrada con cartas de amor que su padre recibió durante años, su sorpresa es mayúscula cuando ve que las cartas no son de su madre si no de Juan (Kiti Mánver) el amante de su padre. Después de darle muchas vueltas decide llamar a Juan para intentar conocer como era su padre. 
"Las heridas del viento" es sin duda un extraordinario ejercicio interpretativo, con una puesta en escena sobria, apenas dos sillas en escena, y muy bien iluminado, con varios focos que los propios actores van apagando y encendiendo para incrementar la intimidad de sus confidencias, y con el autor manejando el hilo musical que acompaña a los actores. 
Kiti Mánver interpreta un personaje masculino, que vemos como se transforma ante nuestros ojos, despojándose de su melena rubia y desmaquillándose con rabia contenida, hasta quedar convertida en Juan, un hombre con un humor muy peculiar, muy irónico, que esconde muchos secretos, su interpretación es sincera y sobrecogedora, llena de pasión, resulta totalmente impresionante. Daniel Muriel interpreta al dolido hijo, que busca el amor que su padre no le dio en vida y que ya no podrá darle, que también esta inmenso, nos presenta un personaje muy sensible pero lleno de ira contenida. Dos personajes frágiles y en definitiva heridos, que buscaron el amor que necesitaban en sus vidas, en la persona equivocada. 
Un brillante trabajo que se disfruta en un ambiente intimo, que te llega al corazón, y sin duda te deja huella. Deliciosa experiencia que merece la pena disfrutar.