lunes, 27 de enero de 2014

DISTANCIA SIETE MINUTOS
Coincidiendo con el envío y aterrizaje del robot Curiosity en Marte (la maniobra de aterrizaje dura siete minutos), Félix, un joven juez, se ve obligado a abandonar su casa, afectada por una plaga de termitas, e instalarse durante unos días en su antiguo domicilio familiar con su padre. De la convivencia entre el padre y el hijo van surgiendo todas las cuestiones que dejaron pendientes y que les van minando por dentro en silencio (igual que las termitas están haciendo con las vigas de su casa). Al mismo tiempo se suceden escenas del juzgado en el que trabaja Félix, donde asistimos a juicios y declaraciones que ponen en muchos casos una nota de humor, para compensar la tensión que viven el padre y el hijo. 
La obra escrita, dirigida y protagonizada por Diego Lorca y Pako Merino se desarrolla con un ritmo ágil,  perfectamente envuelto en una escenografía minimalista de Jordi Soler i Prim y con una perfecta iluminación diseñada por Miguel Muñoz, que contribuyen de forma impecable a crear un ambiente intimo donde los dos protagonistas nos acercan a sus vidas. Como siempre Titzina cuenta tanto con su texto como con su expresión, y diseccionan con precisión de cirujano el alma de sus personajes, por una parte Félix buscando un porque que es posible que no encuentre nunca, por otra su padre alejado de su hijo por no ser capaz de hablar con el de su pasado, y de fondo, pero no por ello con menos importancia, todos las personas que van pasando por el juzgado y que luchan por ganar a toda costa, sin plantearse lo que pueden perder a cambio. Tanto Pako Merino, que interpreta por una parte al padre y por otra se desdobla en la multitud de personajes que pasan por el juzgado, como Diego Lorca que da vida a Félix están impresionantes. 
Es un autentico placer disfrutar de "distancia siete minutos" una obra que te conmueve pero sin olvidar arrancarte una sonrisa de vez en cuando. El placer inteligente con el que siempre nos sorprende el teatro La Abadía.