sábado, 31 de octubre de 2015

EL BURLADOR DE SEVILLA
En el teatro Español se esta representando El burlador de Sevilla texto atribuido a Tirso de Molina y que en esta ocasión sube a escena en versión y dirección de Darío Facal. 
Acudí a ver esta versión de El burlador de Sevilla porque había visto la puesta en escena de Las amistades peligrosas que había realizado el propio Facal y me había gustado mucho su forma de despojar la escena de elementos escenográficos y su forma de integrar la música con la acción, consiguiendo un espectáculo interesante capaz de emocionarte con una apuesta original y diferente. Sin embargo, El burlador de Sevilla no tiene nada que ver, me encantan los clásicos y me encanta ver versiones actualizadas de los mismos (El Macbeth de Calixto Bieito, el Ricardo III de Rigola o El misántropo de Miguel del Arco son impresionantes y sin duda nadie dirá que se ajustan a una puesta en escena clásica). 
Todos los actores actúan micrófono en mano (cosa que hace mas inexplicables que se hable en ocasiones a gritos) circunstancia que creo que condiciona bastante la interpretación, sin olvidar que continuamente tenían que estar pendientes de que no se enredaran los cables, cosa que también dificultaba el movimiento escénico. Además la puesta en escena también cuenta con proyecciones de vídeo, interesantes las que reproducen lo que pasa en escena (orgasmo de la Duquesa Isabela o la escena intima de la cabaña entre Don Juan y Tisbea), el resto solo distraen, y con mucha música. Aunque hay momentos estéticamente muy potentes, en general lo que se consigue es que la obra se pierda bastante. El ecléctico vestuario tampoco ayuda mucho. 
Se percibe que los actores se han entregado totalmente, pero salvo algunos momentos muy puntuales falta ritmo y emoción, la obra resulta aburrida, se hace larga y tediosa, y las interpretaciones resultan bastante planas incluso sosas, cuando no un poco sobreactuadas (como en el caso de el Duque Octavio), el verso sale bastante maltradado. De Manuela Vellés (Tisbea) solo salvaría el monologo en el que después de ser burlada por Don Juan, rodeada de un coro, y cerilla en mano muestra su desgarro "¡fuego, zagales, fuego, agua! amor, clemencia, que se abrasa el alma." . Del resto me quedo con Emilio Gavira (el Rey), fantástico siempre, y Agus Ruiz (Catalinón) que me pareció magnifico, y es una lastima porque hay mucho talento desperdiciado entre el resto del elenco. 
Sin duda la intención no era mala pero la resolución para mi no acaba de funcionar ni de emocionar.